78 millas/126 km, 2326 pies/709 m de subida
Regresando al este de Lebu, noté que había viento de costado por la derecha. Efectivamente, 18 millas más tarde cuando doblé al norte, tuve un maravilloso viento de cola que me siguió durante la mayoría del resto del día.
No tuve otro remedio que tomar una foto de esta tienda. El eslogan lo dice todo:
"Alfa tiene de todo - Bueno Bonito Barato".
El plan de hoy fue quedarme en la ciudad de Lota, una antigua ciudad de extracción de carbón unas 25 millas al sur de Concepción. Pero cuando paré para comer, el propietario me convenció de que Lota no es un buen lugar para pasar la noche y que debía continuar un poco más hasta Coronel.
La economía de Lota ha empeorado seriamente desde que las minas de carbón
se cerraron en 1997. Mientras la pasaba de largo por la carretera pude ver las barriadas
de chabolas. El alojamiento en la ciudad consta de un par de casinos frente a la playa.
Siguiendo el consejo que recibí, continué rumbo a Coronel.
En las afueras de la ciudad segií con mi costumbre de parar en una tienda para comprar una Coca y preguntar donde hay alojamiento. Conocí al gerente (¿dueño?) afuera mientras estaba descargando una entrega y platiqué un rato con él. Me aseguró que no había alojamiento en Coronel pero que había un motel justo por el camino a unos 4 km.
En verdad no vi nada parecido a habitaciones para alquilar mientras anduve por la ciudad. A la distancia correcta, más o menos, vi un letrero pequeño en el césped a la izquierda de la carretera con la palabra "Motel" y una flecha indicando a la izquierda. No vi nada que se pareciera a un motel, así que paré y pregunté a un tipo en una parada de bus. Señaló al otro lado de la carretera, por encima del ferrocarril, al otro lado de una calle que corría paralela a la carretera, a una calle de una sola pista que sesgaba a la derecha. Me dijo que tomase esa calle, cruzase el puente, y siguiese por la calle. Había un sendero por el césped por encima del ferrocarril. Me topé con una señora caminando en la otra dirección y me confirmó las direcciones.
Al fondo de la calle de una sola pista, a la derecha había como un puente,
en verdad más como una alcantarilla, que seguía a una calle sin pavimento.
Continué algunas cuadras por la calle sin ver el motel. Un señor mayor me
ofreció guiarme al motel puesto que estaba yendo en la misma dirección.
Platicamos mientras caminábamos sobre los programas mexicanos en la televisión
chilena, el hecho de que todavía hay minas en operación en Lota, etc.
El motel tiene un patio bonito con cabañas con mucho espacio entre ellas.
Me pregunté ¿por qué un hotel tan fino está tan lejos de la carretera sin
buenos letreros anunciando su presencia? ¿Cómo atrae sus clientes?
Mis sospechas fueron confirmadas cuando vi la habitación. La decoración era toda en tonos rojos. Hay un dosel sobre la cama y un grabado erótico en la pared. Es el rincón perfecto para amantes que no tienen otro lugar para la privacidad. Pero sirve perfectamente para mis necesidades. La habitación es gigantesca, la cama es cómoda, y tiene un buen baño. El precio de 10,000 pesos es razonable. Un letrero en la pared dice que el precio es por sólo 12 horas máximo, pero sospecho que no habrá ningún problema en mi caso.
El único problema es qu no hay ningún restaurante cerca. No recibí ninguna llave para la habitación, pero la señora me dijo que puedo cerrar la puerta y que van a abrirmela cuando regreso de la cena.
Después de ducharme, me puse una camisa limpia y mis pantalones de poliéster
y anduve en la bici descargada rumbo a la civilización buscando comida.
Encontré una tienda de comestibles donde compré pan, jamón y una Coca.
Eché la bolsa de plástico por encima del manubrio y regresé al hotel
para preparar la cena en mi habitación.