45 millas(más 15 en auto)/72 km, 1893 pies/577 m de subida
El camino que sale de Melipeuco es liso y pintoresco. En el mapa parece que la mejor ruta para salir de Villarrica es doblar a la izquierda hasta un camino sin pavimento cerca de la ciudad de Cunco, seguir por la cuidad de Los Laureles, y continuar al sur por la costa occidental del Lago Villarrica. Sin embargo me enteré de que los caminos están llenos de baches y la grava muchas veces es gruesa y hecha de piedras grandes. Otra vez no pude andar rápido y estuve cansado después de un día supuestamente corto. Sin duda habría sido más rápido y más fácil seguir por el camino pavimentado hasta la ciudad de Temuco, doblar al sur 25 km por la Ruta 5, y regresar por el este a Villarrica por el camino 119.
En Los Laureles paré en una parada de autobús para preguntar el camino. Platiqué
con la gente por unos minutos. Cuando salí me dijeron, no por primera vez,
"Que le vaya bien" en español. En verdad aprendí este dicho muchos años atrás
de mi madre, que aprendió un poco de español mientras vivía en las Filipinas
antes de la guerra.
Estaba aún lejos de Villarrica y se estaba haciendo tarde mientras iba empujando la bici por la grava gruesa justo antes de un puente pequeño. Estaba lloviendo. Una camioneta saliendo de una entrada había parado para que un tipo un poco dejado con pelo gris peinado con rizos escuálidos pudiera salir y abrir la verja. Les pregunté la distancia a Villarrica y me dijeron unos 20 km. Cuando me ofrecieron llevarme, vacilé un nanosegundo y levanté las 80 libras de bicicleta (y otra) en el fondo y salté a la cabina.
Me senté en el asiento de atrás entre dos mujeres jóvenes. El señor más maduro, llamado Mario, estaba sentado enfrente al lado del joven que pilotaba expertamente la camioneta por el camino como un esquiador olímpico por una pista de slalom. Mario era muy divertido. Siempre me llamaba "gringo" y mantuvo un comentario cómico continuo. En un momento pidió el nombre de una de las chicas. Entonces me dijo que era su prima y ¿le aceptaría por mi bicicleta? Dije Pues... ¡OK! al sonido de fuertes carcajadas.
Dos de ellos estaban fumando, pero no me atreví a quejarme. Comenzó a llover más fuerte y pude ver que las condiciones del camino no estaban mejorando. En un momento abrimos camino alrededor de una niveladora esparciendo grava nueva. Me habría costado MUCHO tiempo andar los últimos 20 km en bicicleta. Me dejaron en una esquina conveniente y, después de tender la mano y decirles "muchas gracias" salí en mi bicicleta.
Pronto encontré mi alojamiento por la noche, "La Torre Suiza", un alberge
juvenil cuyos dueños Claudia y Beat, eran una pareja Suiza. Después de pasar
varios años recorriendo el mundo en bicicleta, por fin decidieron establecerse en
Chile hace algunos años y proveer el tipo de alojamiento que ellos mismos
habrían deseado cuando viajaban. Tengo un buen cuarto en el tercer piso
con techo inclinado y piso de madera. El baño está justo en el corredor.