47 millas/76 km, 2805 pies/855m de subida
Bajar mi bicicleta de 68 cm bien cargada por el diminuto ascensor fue toda una aventura. Apenas cabía aún parada verticalmente sobre la rueda de atrás. Por alguna razón salí en el tercer piso y tuve que lidiar con la bicicleta para ponerla otra vez en el ascensor para continuar hasta la planta baja. Mientras me preparaba para irme, me di cuenta (¡gracias a Dios!) de que había dejado mi cartera en mis pantalones "de civil" dentro de la caja de la bicicleta que el hotel estaba guardándome hasta el fin del viaje. Así que lidié con la bicicleta otra vez para ponerla en el ascensor, sacarla en el séptimo piso, volverla a meter en el ascensor... etc.
Mi plan original para hoy es andar hasta Chillán. Por la autopista la distancia es solo 112 km, pero la ruta es mucho más larga por las carreteras segundarias. Al caminar ayer entendí como salir de la ciudad. Había mucho tráfico en la carretera que sale de Concepción al norte por la cuidad de Tomé pero había menos después de doblar al este hacia Chillán.
Un letrero en las afueras de Penco decía que fue fundada en 1550. Fue el sitio original de Concepción. Esta es la razón por la cual los habitantes de la cuidad se llaman "Penquistas." Hoy día Penco es una pequeña aldea polvorosa.
Creo que esto ocurrió en Tomé. Estaba buscando donde comer pero no pude encontrar ningún restaurante atractivo así que paré en un almacén y compré un poco de pan, jamón y queso para hacer bocadillos. Caminé hasta el margen, encontré un banco, y me senté para comer. Había una minivan destartalada estacionada cerca. Pronto su dueño regresó y se acercó para hablar. Creo que vivía en la minivan - recogió de ella un saco de dormir muy gastado en que sentarse.
Para Ramón, su logro más notable fue que luchó en Vietnam con una unidad de comandos chilenos. Para demostrarmelo, bajó el cuello de su camisa y me mostró sus cicatrices. Describió varias veces como salió en un barco grande y luchó en Vietnam en las "Armas de Chile." Sin embargo, cuando regresé a casa no pude encontrar ninguna mención en Internet de que las fuerzas chilenas nunca lucharan en Vietnam.
Le ofrecí un poco de comida mía que aceptó con avidez. Afortunadamente
había bastante pan y jamón. Me dio un papelito de admisión del hospital
para que yo supiera como escribir su nombre. Creo que tal vez era
analfabeto. Más tarde escribió su nombre en mayúsculas rudimentarias
en un pedazo de papel. Chile tiene un índice de analfabetismo similar
al de los EEUU, así que sin duda los que no saben leer ni escribir son
marginados tanto aquí como en mi país. Mientras me estaba preparando
para irme, un amigo suyo pasó por mi lado y me pidió unas "monedas."
Dividí mis monedas entre los dos. Ramón y yo nos dimos la mano y
partimos amigos.
La ruta a Chillán discurre muy al norte antes de doblar al sureste. Terminé por pasar la noche en la ciudad de Coelemu. Paré en una hostería a la entrada de la ciudad, a unas pocas cuadras de la plaza. Cuando pregunté en el comedor si había habitaciones disponibles, la mujer me guió a la parte de atrás de la casa, agachándose bajo la cuerda de tender la ropa, a un edificio de un piso con unos doce cuartos que daban al patio de atrás. Mi cuarto era muy sencillo y apenas suficientemente grande para meter mi bicicleta, pero estaba limpio y tenía un baño privado con agua caliente. Creo que pagué 7000 pesos (menos de $14), con desayuno continental incluido.
Debería mencionar que soy una de esas personas que no tienen absolutamente ningún sentido de la orientación. Antes de cenar caminé a la plaza para echar un vistazo y tomé la calle equivocada al regresar, dirigiéndome a 90 grados de la dirección correcta. Después de unas pocas cuadras noté que nada me resultaba familiar y eventualmente encontré el camino para regresar. Habría debido llevar mi GPS.
En mi caminata vi un atractivo restaurante de empanadas, pero
decidí comer en la hostería solamente por la experiencia.
Resultó ser una comida fija que comenzó con tomate relleno y pan,
seguido de un plato principal de pollo tan rico que se deshacía
en la boca con una salsa mantecosa maravillosa y una gran pila de papas
cocidas en la misma salsa. Con una Coca creo que me costó un poco
más de 3000 pesos ($6). Se paga más que eso en McDonald's en
California.